Proverbios
22:3. “El avisado ve
el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño”.
En este tiempo en que
la humanidad está enfrentando una crisis de salud por consecuencias del pecado,
es muy frecuente encontrarnos con personas y aun creyentes que manifiestan, a
otros creyentes, “donde está la fe”. En
una forma religiosa.
“Para qué vamos a tomar medidas, nosotros podemos estar tranquilo porque
tenemos fe”. Y en ese sentido es que el señor nos trae esta palabra.
Se puede ser un
creyente de fe, pero cuidado no sea que estemos tentando a Dios con nuestro
obrar. Porque para eso él nos
dejó su palabra. Vamos a analizar varios versículos bíblicos los cuales no da
el señor para enfrentar esos ataques que son comunes contra el creyente, para
probarlos como verdaderos cristianos.
Ahora en el versículo
que acabamos de leer, podemos observar que el señor nos manda a ser prudentes
ante el peligro.
Prudencia, es una
cualidad que debe tener todo cristiano, porque esto agrada a Dios, pero ¿qué significa en realidad? Algunos la entienden
como el manejo correcto de las palabras, otros en cambio, como conducta de
juicio cabal en la cual las personas demuestran su equilibrio emocional o simplemente
una conducta moderada, es decir el saber obrar. Pero en realidad ¿Dónde se encuentra la fuente de su
significado?
Para encontrar las
respuestas correctas debemos buscar en la palabra de Dios, como la única fuente
de verdad y sabiduría que nos hará conocer el valioso significado de la
prudencia.
Es necesario entender
en primer lugar, que la prudencia es una senda por la cual todo cristiano
debería caminar, porque Dios mismo la creó.
La prudencia nos enseña
a conducirnos correctamente en cualquier situación. Por ejemplo: en nuestro hablar,
evitando las palabras necias sin edificación y refrenando la lengua de todo
cuanto quiera hablar, cuidando lo santo y verdadero.
Proverbios
10:19. "En las
muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente".
A veces empezamos
hablar en una reunión con nuestros hermanos – familiares o vecinos, y en la
tanta palabrería no falta el pecado contra nuestro prójimo, y vamos perdiendo
nuestra santidad. Más la prudencia nos evitará
el caer en nuestra propia justicia, porque sin prudencia llegaremos a pensar
que lo que estamos diciendo o haciendo es lo justo y que estamos en la verdad,
más dice:
Proverbios
12: 16. "El necio
al punto da a conocer su ira; mas el que no hace caso de la injuria es prudente".
Aunque nos injurien o
nos digan que no tenemos fe, que no somos cristianos, la prudencia no nos
dejará caer. Porque la prudencia
lleva al hombre a dejar la necedad y a buscar la sabiduría, es decir, a
desechar actitudes, pensamientos, costumbres y conductas viciadas por el viejo
hombre, con aquella naturaleza caída cuya característica sólo es el egoísmo, la
falta de dominio propio, el apresuramiento y la insensatez. Obras de la carne
manifestadas en actitudes y respuestas imprudentes, que sólo causan confusión,
malestar y discordia.
Proverbios
13:16. "Todo
hombre prudente procede con sabiduría; más el necio manifestará necedad".
La sabiduría en Dios da
lugar a la actitud de prudencia, porque la sabiduría es lo que hace brillar el
corazón del cristiano en el entendimiento correcto de las cosas.
Haciendo que en los
hijos de Dios, siempre se encuentre dulzura de palabras, conducta agradable,
gracia y favor en todo lo que manifiestan, libres de prejuicios y argumentos de
mentira. Varones y mujeres
prudentes que transmiten bien, en toda su forma de ser, por la sabiduría que recibieron
de Dios, por eso dicen los proverbios;
Proverbios
16:21. "El
sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el
saber".
Proverbios
17:27. "De
espíritu prudente es el hombre entendido".
Ahora, es hermoso
entender que la Palabra de Dios, es la que hace prudente al hombre, por eso la
necesidad de leerla constante mente, Jesús dijo; “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas
tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
Porque en ella se
encuentran los buenos fundamentos que lo llevarán a construir sobre la roca que
es Cristo.
¿Cuándo estamos
construyendo en Cristo?
Cuando escuchamos el consejo
de Dios, aprendemos a ser prudente al oír y poner por obra su Palabra. Acción que además, nos
hará prevenir y evitar el mal que la imprudencia y la necedad podrían causarnos. Nuestro señor
Jesucristo no lo advirtió por medio de su palabra;
Mateo
7:24.
"Cualquiera, pues, que me oye estas
palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa
sobre la roca".
La prudencia nos hará
entendidos en el camino en el cual debemos andar, guardará nuestros pasos de la
insensatez y la insolencia, para seguir el camino de la verdad y la vida, sin
tropiezos.
Proverbios
14: 8. "La
ciencias del prudente está en entender su camino; más la indiscreción de los
necios es engaño".
Es tiempo de considerar
la prudencia en nuestras vidas, es tiempo de dejar la imprudencia, es decir, la
simpleza.
¿Qué es el simple
bíblicamente?
Es la expresión dada en
el AT que se traduce de la palabra griega “pethî”,
"inexperto", "inocente", "que no sospecha"; alguien sobre
quien fácilmente se puede ejercer influencia, ya sea para bien o para mal, y a
veces alguien que, además, es moralmente débil.
Proverbios
14:15-16. "El
simple todo lo cree; más el avisado mira bien sus pasos. El sabio teme y se apartará del mal; mas el insensato se mostrará insolente y confiado".
Ahora, cuando la
palabra nos pide el dejar de ser simples, es el dejar de hacer las cosas a la
ligera y pensar correctamente en aquello que es conveniente decir o hacer.
Para terminar, sólo
queda decirles que la prudencia en Dios es la capacidad de;
·
Seguir el buen consejo.
·
De mostrar mansedumbre y calma ante las
ofensas.
·
Es saber dar una respuesta adecuada.
·
Es aprender a callar cuando no es
oportuno hablar.
·
Es reflexionar con cuidado en toda
circunstancia adversa, antes de reaccionar equivocadamente.
·
Y es ser entendidos en todo lo que hacemos
y decimos, con la sabiduría de Dios.
Miremos un ejemplo,
dado por nuestro señor Jesucristo, quien fue prudente como ejemplo a nosotros.
Juan
7: 1-9.
Después de nuestro
señor haber exhortado a los discípulos y la multitud que le seguía, y de donde
muchos se devolvieron atrás por que sus palabras les parecieron muy dura, y de
haber conocido que le buscaban para matarle, el señor Jesús usaba la prudencia.