viernes, 7 de octubre de 2016

TEMA SOBRE LA HUMILDAD



Aprendiendo a ser humildes
Isaías 10: 15 ¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? ¡Como si el báculo levantase al que lo levanta; como si levantase la vara al que no es leño! 
En este versículo el SEÑOR está hablando de como el rey de Asiria se jactaba de su poder y dominio sobre las naciones, entre ellas Israel. Siendo que este rey solamente había sido un instrumento de juicio en las manos del SEÑOR. Para castigar al pueblo de Israel que se había desviado de sus preceptos, estatutos y mandamientos. Por tal jactancia posteriormente hubo también juicio sobre los asirios.
Debemos reconocer que solo somos el hacha:
Cuando llegamos a la Iglesia y pensamos que somos indispensables, nos vanagloriamos y Esto es lo que sucede cuando creemos que somos nosotros quienes merecemos la gloria por lo que hace el Espíritu Santo. Perdemos toda humildad.
No es el gran predicador o el evangelizador que llega hasta los hogares a invitar a los cultos, no es él, quien toca las almas y ministra de gran manera, sino el denuedo, gracia y poder del Espíritu Santo fluyendo en él.
Ahora, no digo que el instrumento no tenga merito, pues para que un instrumento funcione bien debe de ser afinado, y esa es la tarea que nos toca. Esto se logra por medio de la:
·        Obediencia
·        Conocimiento y temor de Dios.
Además de los procesos y pruebas por los cuales somos pasados para desprendernos de nosotros mismos, para dejar el viejo hombre.
Sería algo sin sentido que un hacha se jacte por la madera que ha cortado siendo que ella es solamente un instrumento. O cómo una flecha jactando de lo lejos que ha llegado siendo que sin la mano que tensó el arco ella sería solamente un pedazo de metal sin movimiento.
En las escrituras hay otro ejemplo dónde se entiende claramente que solo somos mensajeros, no siendo mayores de quien da el mensaje:
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.Juan 13:16-17
Debemos de poner en práctica este principio y en la medida que lo hagamos encontraremos reposo. Así solamente tendremos la responsabilidad de entregar el mensaje y nuestros hombros descansarán pues no se trata de nuestra obra.
Entendamos que solo somos un instrumento en las manos de Dios y encontraremos mayor reposo.
Evita dolor y entiende que solo eres Su mensajero.
Y para llegar a entender esto hay que ser humildes:
·        La palabra Humildad se encuentra 10 veces en la Biblia.
·        La palabra Humildes se encuentra 18 veces.
·        La palabra Humilde se encuentra 31 veces en la Biblia.
Dios quiere que aprendamos a ser cristianos humildes. Dios quiere que si somos un poco o mucho altivos, nos humillemos. La Humildad es modestia y vivir sin pretensiones.
Escritura: Filipenses 2:3 dice: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.
¿Cómo debemos de considerar a los demás?
Porque la vanagloria u orgullo, es lo que nos lleva a criticar con tanto entusiasmo las faltas pequeñas en los demás y ser al mismo tiempo ciegos a los pecados grandes. Y el señor Jesús no lo muestra con dos símbolos.
Mateo 7: 1- 5
Paja y Viga; Con estos dos símbolos el señor Jesús, nos enseña que el humilde reconoce primero su pecado antes de criticar a su prójimo.
De pronto llegamos a criticar a nuestro hermano, porque no viene al culto, se la pasa borracho, o está jugando; pero nosotros que hacemos para que ese hermano llegue a los pies del señor, si con nuestro testimonio de cristiano Chismoso, peleonero, contencioso, iracundo y hasta cometiendo pecados porque somos cristianos y sabemos hacer lo bueno pero no lo hacemos. Y dice la palabra que la que sabe hacer lo bueno y no lo hace se le es contado por pecado.
Pero no vemos el pecado porque creemos estar bien, no vemos la VIGA,  mientras nuestro vecino, amigo o hermano que criticamos si lo ve y lo único que él dice es “para yo ser como ese, que es Cristiano mejor sigo como estoy”.
Sin la verdadera humildad no podemos dejar esta actitud de critica; y sabemos que cuando no hay humildad hay es altives, vanagloria, orgullo en nuestro corazón.
Nuestro señor Jesucristo, nos enseñó a ser humildes, pues el mismo lo decía:
Mateo; 11: 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Para Dios una persona humilde es aquella que sabe aceptar sus errores y reconocer cuando ha fallado y pide perdón, es una persona que no se cree más que los demás. Ser humilde es no ver de menos a las personas solo porque yo tenga algún talento que otro no tiene, ni porque yo tengo más que aquel,
Pero casi nunca ponemos en práctica el ser humildes pues dejamos que el orgullo se apodere de nosotros.
También nos cuesta ser MANSOS pues cuando alguien nos ofende le quisiéramos decir muchas cosas pero debemos de aprender a callarnos a no actuar de la misma forma en que actúa el otro aunque esto nos parezca injusto, a ser obedientes a no renegar en el trabajo o en la casa.
Muchas veces no somos mansos con Dios pues esta esa rebeldía en nosotros que no nos permite obedecerle, nos cuesta someternos a nuestras autoridades principalmente a Dios. Por qué queremos hacer nuestra voluntad, porque nos apoyamos en nuestra propia prudencia.
Mientras nuestro señor Jesucristo nos enseñó la humildad y la demostró hasta la muerte;
Filipenses 2: 6 - 8
El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 
Al señor no le importó despojarse de su reino, de lo que el tenia, el tomar forma de siervo para enseñarnos el camino, el enseñarnos la humildad hasta llegar a entregar su vida por ti y por mí.

AMEN.

A LOS QUE PREDESTINÓ, TAMBIÉN LOS LLAMÓ

Romanos 8:30   Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó,...