viernes, 19 de agosto de 2011

SI ALGUIEN TE HA HERIDO

El ejemplo ya está dado.
Sin que lo mereciéramos, el Todopoderoso nos perdonó todas nuestras faltas, todas nuestras debilidades, y las perdonó amplia y completamente. Jesucristo, a su vez, cuando pendía ya en la cruz en la cual murió por salvarnos, no se tornó iracundo contra aquellos que lo crucificaban y se mofaban de él; no les dijo: "Reíd ahora, burláos de mí, malvados. Llegará el momento en que seré yo quien ría cuando haga caer sobre vosotros toda la fuerza de mi justicia y de mi poder". No, Jesús no les dijo semejante cosa, no sintió hacia ellos rencor, ni odio alguno. Lo que experimentó fue una profunda misericordia hasta el punto de exclamar: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (S. Lucas 23:34).
No olvides que hoy cuentas con el favor de Aquel que hizo todo lo que existe, y en quien habita toda la plenitud de la deidad, el cual intercede o por tí ante el Padre, y está trabajando a través del Espíritu Santo para perfeccionarte y conducirte a una vida de victoria espiritual sobre el pecado, la carne y Satanás. En medio de las luchas contra las inclinaciones pecaminosas recibe fuerzas de Su gracia y acude constantemente a su mediación.

A LOS QUE PREDESTINÓ, TAMBIÉN LOS LLAMÓ

Romanos 8:30   Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó,...